En política, los rumores son el preludio de los acontecimientos. Pues anda por allí un fuerte rumor de que el lopezobradorismo está impulsando para consejero (y posible presidente) del INE, a Gibrán Ramírez, uno de los más populares porristas del presidente. Es decir, el asalto a una institución que debería ser autónoma, cosa parecida a lo que le ocurrió a la CNDH con doña Piedra.

El INE ha tenido etapas gloriosas y también ha sido botín de los partidos políticos. Ahora, el partido y el presidente que hasta se enojan si alguien insinúa que son iguales a los de antes (PRI, PAN, PRD, MC, PV…), quieren hacer lo mismo que los de antes: apropiarse de un órgano del estado que debe ser autónomo. El discurso de la diferencia es eso, solamente un discurso, porque en la realidad se asoman las mañas de Bartlett, que orquestó el más escandaloso fraude de la historia política de México en contra del Ing. Cuauhtémoc Cárdenas.

Vea usted la idea que tiene Gibrán Ramírez sobre la autonomía (https://bit.ly/31UhG5J). Respecto a los temores de los consejeros del INE y de muchos otros entre políticos, intelectuales y público en general, Ramírez se escandaliza y no le cabe en la cabeza que la autonomía tenga valor “por sí misma”. Hay cosas, don Gibrán, que valen por sí mismas, como la libertad, los derechos humanos y la autonomía de los órganos del estado en una república democrática.

Luego, Gibrán se escandaliza también porque se quiere la autonomía respecto a un “poder legítimo determinado por los ciudadanos” (se refiere al gobierno actual) como si ignorara que la misma Constitución previene el avasallamiento de los otros poderes estableciendo la autonomía de los poderes de la unión y de los organismos como la CNDH, el Banco de México, las comisiones reguladoras y el INE.

Como no tenemos una república democrática, tendríamos que construirla, no destruirla como hicieron los políticos “del pasado” y como quieren hacerlo estos políticos del “pasado presente” (para honrar el muy asentado surrealismo mexicano).

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